Descripción
FUSTER SÁNCHEZ, NICOLÁS.//PALABRA EDITORIAL
DESDE LOS SIGLOS XVIII EN EUROPA Y XIX EN LATINOAMÉRICA, INCLUYENDO A CHILE, LA MEDICINA COMENZÓ A EJERCER UNA ACCIÓN QUE OPERÓ MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES CLÁSICOS DEFINIDOS POR LA ENFERMEDAD Y POR LA ASISTENCIA AL ENFERMO, LOGRANDO INSTALARSE PROGRESIVAMENTE EN TODOS LOS CAMPOS DE LA EXISTENCIA INDIVIDUAL Y COLECTIVA DE LA SOCIEDAD. LA RELACIÓN DE LOS CIUDADANOS CON SUS CUERPOS QUEDÓ MEDIADA POR LA HIGIENE Y EL ESTADO PASÓ A SER EL GARANTE DE ESTA NUEVA MORAL EN QUE LA HIGIENE ESTABA ÍNTIMAMENTE LIGADA A LA APARICIÓN DE LA POBLACIÓN COMO PROBLEMA ECONÓMICO. A LA MEDICINA SE LE EXIGÍA QUE PROPORCIONASE A LA SOCIEDAD INDIVIDUOS CAPACES DE TRABAJAR. EL DESARROLLO DE UN MERCADO INTERNACIONAL DE MATERIAS PRIMAS Y ALIMENTOS, ADEMÁS DEL SURGIMIENTO DE UN INCIPIENTE CAPITALISMO INDUSTRIAL, OBLIGARON A LOS ESTADOS DE LA REGIÓN A CENTRARSE EN LA OCUPACIÓN DE LOS GRANDES CONTINGENTES DE MASAS PRODUCTIVAS. ESTE FUE EL CONTEXTO PROPICIO PARA EL DESARROLLO UNA MEDICINA CIENTÍFICA PREOCUPADA POR LA REPRODUCCIÓN Y POTENCIALIZACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO, DE AHÍ LA RELEVANCIA QUE TUVO LA LLEGADA DE UN CUERPO MÉDICO EXPERTO, PREPARADO EN EL SABER CIENTÍFICO Y EN LAS PRÁCTICAS MODERNAS DE ADMINISTRACIÓN QUE SE IMPARTÍAN EN EUROPA. DESDE ENTONCES, LA SOCIEDAD EN SU CONJUNTO EMPEZARÍA A SER MATERIA MÉDICA. EL CUERPO COMO MÁQUINA.