Pequeños grandes lectores: Fomentando el amor por la lectura en los niños
Desde una edad temprana, me encontraba sumergido en mundos de fantasía y aventuras, cada página de los libros se convertía en una puerta a lo desconocido, un umbral hacia realidades paralelas donde el héroe podía ser cualquiera, incluso yo, recuerdo con nostalgia aquellas tardes en la casa de mi abuela, donde el aroma del café recién hecho se mezclaba con el crujir de las páginas al ser pasadas, era un ritual, una ceremonia íntima entre el lector y el libro, en la que la imaginación volaba libremente, mi primer encuentro con la literatura fue a través de los cuentos infantiles, aquellos que mi madre leía con voz melodiosa antes de dormir, y desde entonces, el amor por la lectura se arraigó en mí, como una planta que, bien cuidada, crece fuerte y robusta
La lectura, esa habilidad aparentemente sencilla, posee una magia particular, es capaz de transformar una tarde lluviosa en una odisea épica o convertir un trayecto en autobús en un viaje intergaláctico, la verdadera riqueza de leer no reside solo en la acumulación de conocimientos, sino en la capacidad de vivir múltiples vidas a través de los personajes que habitan en las páginas, fomentar este amor por la lectura en los más pequeños es sembrar las semillas de un futuro lleno de curiosidad, empatía y sabiduría, me he dedicado a transmitir esta pasión a las nuevas generaciones, convencido de que cada niño tiene el potencial de ser un gran lector, si se le da la oportunidad y el estímulo adecuado
En mi experiencia, los niños no necesitan ser obligados a leer, sino invitados a descubrir, he visto cómo sus ojos se iluminan cuando encuentran un libro que resuena con sus intereses, cuando un relato les toca el corazón o despierta su curiosidad, la clave está en presentarles la lectura como un juego, una aventura en la que pueden ser protagonistas, así, los cuentos de hadas, las historias de héroes y las leyendas de tierras lejanas se convierten en herramientas poderosas para atraer a los niños hacia el maravilloso mundo de los libros, uno de los momentos más gratificantes es observar a un niño perderse en las páginas de un libro, su rostro concentrado y absorto, el tiempo parece detenerse, y en esos instantes, sé que he contribuido a abrir una puerta a un universo ilimitado
He trabajado con padres, maestros y bibliotecarios, todos compartiendo la misma misión, crear entornos donde los libros sean accesibles y atractivos para los niños, he aprendido que no hay una fórmula mágica, cada niño es un universo en sí mismo, con sus propios gustos y ritmos, algunos se enamoran de la poesía, otros de las aventuras o la ciencia ficción, lo importante es ofrecerles variedad y dejarlos explorar, dejarlos elegir, en mi labor, he visto la transformación que puede provocar la lectura en un niño, cómo amplía su vocabulario, enriquece su imaginación y, sobre todo, cómo fortalece su capacidad de empatizar con otros, a través de los libros, los niños aprenden a ponerse en los zapatos de personajes diversos, enfrentan desafíos y celebran victorias ajenas, esta experiencia compartida los hace más comprensivos y abiertos al mundo que los rodea
El desafío de fomentar la lectura en los más pequeños es inmenso, pero también lo es la recompensa, cada vez que un niño descubre la alegría de leer, el mundo se vuelve un poco más brillante, y aunque las estadísticas a menudo pintan un panorama desalentador sobre los índices de lectura, prefiero enfocarme en esos pequeños grandes lectores, aquellos que, con un libro en las manos, son capaces de cambiar el mundo, no hay mayor satisfacción que ver a un niño sumergido en la lectura, saber que, a través de las historias, está desarrollando habilidades que lo acompañarán toda la vida, y mientras observo cómo las generaciones más jóvenes se conectan con los libros, siento una renovada esperanza en el futuro, un futuro donde el amor por la lectura sea la norma y no la excepción
Los días pasan, los niños crecen y se convierten en adultos, algunos seguirán leyendo vorazmente, otros tal vez lo hagan de manera más esporádica, pero confío en que las semillas plantadas durante la infancia germinarán en algún momento, y en esos instantes de descubrimiento, cuando se reencuentren con un buen libro, recordarán aquellas primeras lecturas que les abrieron la puerta a la imaginación y al conocimiento, y yo, desde mi humilde posición, seguiré siendo un defensor incansable de la lectura, convencido de que cada página leída es un paso hacia un mundo más justo, más comprensivo y más humano.
Recomendaciones del librero:
- Donde viven los monstruos – Maurice Sendak
- El Principito – Antoine de Saint-Exupéry
- Adivina cuánto te quiero – Sam McBratney
- Elmer – David McKee
- Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes – Elena Favilli y Francesca Cavallo
- La oruga muy hambrienta – Eric Carle
- Los tres cerditos – Cuento tradicional
- Peter Pan – J.M. Barrie
- Alicia en el país de las maravillas – Lewis Carroll
- Matilda – Roald Dahl