El Arte de la Encuadernación: Cómo se Hacen los Libros que Amas
El olor a papel recién impreso y el suave roce de la cubierta de un libro en las manos son sensaciones que siempre me han fascinado, detrás de cada libro que amamos, hay un proceso meticuloso y artístico que transforma las ideas en objetos tangibles, recientemente, tuve la oportunidad de adentrarme en el mundo de la encuadernación, conociendo de cerca el arte y la dedicación que se ocultan tras las páginas impresas, fue un viaje revelador que me permitió apreciar aún más el valor de los libros físicos.
Todo comienza en la imprenta, un lugar donde el bullicio de las máquinas y el olor a tinta crean una atmósfera casi mágica, al menos para mi que provengo de un mundo mas cotidiano, allí conocí a Don Mario, un impresor del ‘Parque de las Imprentas’, ubicado en el barrio América de Quito, con décadas de experiencia, me mostró cómo, mediante técnicas modernas y tradicionales, se transfieren las palabras y las ilustraciones del autor al papel, observé cómo enormes bobinas de papel eran alimentadas en las prensas, produciendo hojas impresas con precisión y claridad, Don Mario me explicó que cada tipo de papel, cada tinta y cada técnica de impresión influyen en la calidad final del libro, y que la elección de estos materiales es un arte en sí mismo.
Después del proceso de impresión, las páginas pasan al proceso de encuadernación, un arte que requiere habilidad y paciencia, en un taller lleno de herramientas y materiales, conocí a Roberto, hijo de Don Mario y un artesano de la encuadernación por mérito propio, me recibió con una sonrisa y una taza de café, y me permitió observar cada paso del proceso, primero, las páginas impresas se cortan y se agrupan en secciones llamadas cuadernillos, luego, estos cuadernillos se cosen juntos, una técnica que garantiza la durabilidad y la flexibilidad del libro, Roberto me mostró cómo, con precisión y cuidado, alineaba las páginas y las cosía a mano, un trabajo que exige una atención al detalle excepcional y una maestría de épocas pasadas que exhala melancolía y recuerdos con cada puntada.
La encuadernación en sí es un proceso fascinante, una vez cosidos, los cuadernillos se unen al lomo del libro, en este punto, Roberto me enseñó cómo aplicar cuidadosamente el pegamento y cómo se coloca el refuerzo para asegurar que el lomo sea resistente, luego, el libro recibe su cubierta, que puede ser de diversos materiales como cuero, tela o papel decorativo, cada elección de material y diseño tiene un propósito tanto estético como funcional, y Roberto se aseguró de que cada libro tuviera una cubierta que no solo lo protegiera, sino que también lo embelleciera.
Una de las partes más interesantes de mi visita fue aprender sobre la decoración de las cubiertas, Roberto utilizaba técnicas tradicionales, como el gofrado y el dorado, para crear diseños únicos y elegantes, me mostró cómo aplicar el dorado con una prensa caliente, un proceso que requiere una mano firme, un ojo entrenado y un corazón medieval, el resultado final era impresionante: cubiertas que brillaban con detalles dorados, convirtiendo cada libro en una obra de arte por mérito propio.
Hablando con Roberto y Don Mario, entendí que la fabricación de un libro es una labor de amor., cada paso del proceso, desde la elección del papel hasta la encuadernación final, se realiza con un cuidado meticuloso y una pasión por la perfección, este arte no solo preserva la historia y la cultura, sino que también crea objetos que los lectores pueden atesorar durante generaciones.
Visitar estos talleres y conocer a los artesanos me hizo valorar aún más los libros que poseo, aunque algunos, por el empuje incontenible de la modernidad tengan ya muy poco de artesanal, cada uno de ellos representa horas de trabajo dedicado, una combinación de técnicas modernas y habilidades ancestrales, la próxima vez que abra un libro, recordaré el viaje que hizo desde la imprenta hasta mis manos, y la dedicación de todos los artesanos y las hábiles manos que lo hicieron posible.
En un mundo cada vez más digital, es reconfortante saber que el arte de la encuadernación sigue vivo, los libros físicos no solo son contenedores de palabras, sino también símbolos de la creatividad y el esfuerzo humano, el cuidado y la calidad que se ponen en su fabricación son un testimonio del amor por la literatura y el arte, este proceso artesanal es una celebración de la dedicación y el talento de aquellos que, detrás de las escenas, hacen posible que podamos disfrutar de los libros que tanto amamos y esperamos que esta tradición de manos y corazón se mantenga así por muchos años más.
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